escrito e ilustrado por David McKee
traducido por Esther Rubio
editado por Kókinos en el 2004
ISBN: 84-88342-70-5
comentado por Félix Albo
¡Somos los conquistadores!, ¡somos los conquistadores!.
Sin duda alguna, este coro se queda dentro de uno tras la lectura de este especial álbum.
David McKee es un malabarista del sarcasmo, la ironía, la fragilidad y la belleza y en este álbum hace alarde de ello.
El libro, primero hay que abrirlo y fijarse en las guardas y en las contraguardas y escuchar el sonido que ambas reproducen. Es tan distinto que uno ya abre el libro con otra mirada, con otras ganas.
El texto, nos introduce de sopetón en un escenario mundial en el que un país muy grande gobernado por un General salía de vez en cuando con todo su ejército poderoso y un cañón enorme a conquistar a otros países. Lo hacía por el bien de los conquistados, porque estaban convencidos de que su manera de vivir, de ver el mundo, era la mejor.
¿Nos suena este planteamiento inicial? ¿No nos resulta familiar esta falta de escucha, de humildad, de miradas hacia lo de los otros, lo diferente, lo desconocido? Es curioso cómo queda plasmado sin violencia alguna ni panfletarismo que el poder aplasta toda forma de curiosidad y respeto.

Cuando se acaba de leer este libro siente una bocanada de aire fresco que ensancha los adentros de cada uno. A ello también ayudan unas ilustraciones hechas a lápiz de color, de figuras que no dejan detalle alguno al azar y cuya uniformidad o desigualdad están matizando y reforzando el clima en el que se desenvuelve la historia. Unas ilustraciones aparentemente sencillas que hacen aún más grande el universo planteado por el texto conciso y exacto.
Me encanta, por ejemplo, la ilustración en la que se cruza el ejército entrante, medido, marcial, de gesto serio y tosco, con el que marcha, de paso irregular, sonriente y amigable. O la alegría que se respira cuando los soldados se mezclan con las labores y el cotidiano del pequeño país conquistado. Así todas.
Un libro necesario. Un libro para leer, releer, contar, soñar, seguir, perseguir y trabajar. Un goce en su lectura y en todo aquello que genera.
¿Qué se te ocurre que podemos hacer a partir de la lectura del libro?
Feliz lectura. Feliz semana.
Félix Albo
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Félix Albo